El primer antecedente que se tiene registrado en torno a un proyecto de construcción de una ciudad universitaria data de 1928. Los alumnos de la Escuela Nacional de Arquitectura, Mauricio de María y Campos y Marcial Gutiérrez Camarena, presentaron una propuesta al respecto como parte de su tesis de grado. Tres lustros más tarde, la idea empezó a materializarse. En 1943, siendo rector Rodulfo Brito Foucher, fue seleccionado el sitio para construir la Ciudad Universitaria: el Pedregal de San Ángel. Esta zona, ubicada al sur del Valle de México, se caracteriza por la roca volcánica producto de diversas erupciones ocurridas hace más de dos mil cuatrocientos años, entre ellas la del volcán Xitle.

Durante el rectorado de Genaro Fernández McGregor, la Universidad presentó al gobierno federal una propuesta para la Ley sobre Fundación y Construcción de la Ciudad Universitaria, la cual fue aprobada por el Congreso de la Unión el 31 de diciembre de 1945. Al año siguiente, el rector Salvador Zubirán gestionó la adquisición de los terrenos requeridos, cuya extensión alcanzaba las 733 hectáreas. Por su parte el presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, expidió el decreto de expropiación correspondiente, el 11 de septiembre de 1946. De acuerdo con lo establecido en la mencionada ley, el rector conformó la Comisión de la Ciudad Universitaria, cuya finalidad era la de formular los programas generales de los edificios y convocar a concursos de planeación y proyectos, así como proponer el plan financiero. Esta comisión estuvo integrada por representantes de la Universidad, de las secretarías de Educación, Hacienda y Crédito Público, y de Salubridad y Asistencia, así como del Departamento del Distrito Federal.

A finales de 1946, siendo presidente Miguel Alemán, se dispuso de los recursos financieros necesarios para continuar con el plan de construcción. La Comisión organizó un concurso de anteproyectos, al que fueron convocados la Escuela Nacional de Arquitectura, la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y el Colegio Nacional de Arquitectos de México.

El interés generado particularmente en la Escuela Nacional de Arquitectura y en su director, el arquitecto Enrique del Moral, propició el desarrollo de un concurso interno para el diseño del anteproyecto basándose en el croquis de conjunto de los alumnos Teodoro González de León, Armando Franco y Enrique Molinar. Los participantes fueron profesores de la misma Escuela: Augusto H. Álvarez, Mauricio de María y Campos, el mismo Enrique del Moral, Mario Pani, Xavier García Lascuráin, Marcial Gutiérrez Camarena, Vladimir Kaspé, Alonso Mariscal y Augusto Pérez Palacios, entre otros. Finalmente, se seleccionó el trabajo presentado por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral para concursar en el certamen nacional.

Las propuestas de la Escuela Nacional de Arquitectura, junto con las realizadas por la Sociedad de Arquitectos, fueron presentadas ante el jurado conformado por el representante del rector de la UNAM y los presidentes del Colegio Nacional de Arquitectos de México y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, quienes dictaminaron a favor del proyecto de la escuela universitaria. Se designó a Pani y a del Moral como los encargados de la dirección del proyecto final. Cabe señalar que Mauricio de María y Campos fue invitado a participar debido al interés que tuvo en la construcción de este espacio universitario desde su época como estudiante de licenciatura, sin embargo, su colaboración no fue posible debido a que falleció antes de que el proyecto se concretara.

Meses más tarde, el Dr. Salvador Zubirán organizó y presidió la Comisión Técnica Directora integrada por el arquitecto José Villagrán García, representante ejecutivo de la Rectoría, y el licenciado Díaz Cánovas, representante personal del presidente de la República. Asimismo, por los directores de las escuelas nacionales de Ingeniería y Arquitectura, Alberto J. Flores y Enrique del Moral, respectivamente. Esta comisión ratificó a los arquitectos Mario Pani, Enrique del Moral, y Mauricio de María y Campos como directores y coordinadores del Proyecto de Conjunto, y les otorgó la facultad de designar a los arquitectos que se harían cargo de los proyectos de las diversas facultades, escuelas e institutos.

En 1948 iniciaron las primeras obras de infraestructura: drenajes, túneles y puentes. Sin embargo por diversos motivos, entre ellos la escasez de recursos económicos, las obras avanzaron lentamente. Gracias al interés expresado por el presidente de la República, los esfuerzos fueron renovados. Como parte de ello, la UNAM decidió constituir el Patronato Universitario y se nombró presidente al licenciado Carlos Novoa, director del Banco de México, y vocales al licenciado Eduardo Suárez y al contador David Thierry. En marzo de 1950, el Patronato creó el organismo denominado “Ciudad Universitaria de México”, dirigido también por Carlos Novoa. La gerencia general quedó a cargo del arquitecto Carlos Lazo.

El 5 de junio de 1950 se colocó formalmente la primera piedra de la Ciudad Universitaria —del edificio que posteriormente sería la Torre de Ciencias—, en una ceremonia presidida por el rector Luis Garrido y el secretario de Gobernación, Adolfo Ruiz Cortines. La labor de todo el equipo, encabezado por el arquitecto Carlos Lazo, brilló por su ejemplar eficiencia. Predominaron el uso óptimo de los recursos, el orden y una rapidez inusual que permitió que las obras concluyeran en menos de tres años. En nuestro país nunca se había concentrado a tantos arquitectos e ingenieros: más de sesenta proyectistas, doscientos residentes, contratistas y supervisores, y cerca de diez mil obreros trabajaron en esta magna construcción.

El proyecto fue dividido en varias zonas: escolar, habitaciones de estudiantes, práctica de deportes, estadio de exhibición y servicios comunes. Se determinó que el conjunto se proyectara para recibir a un máximo de 25 mil alumnos, ya que en ese entonces la UNAM contaba con menos de 15 mil. Asimismo, se planteó la conveniencia de incluir un museo que fomentara el conocimiento de las artes —particularmente en México— y permitiera la puesta en exhibición de exposiciones temporales.

El 20 de noviembre de 1952 se efectuó la “Dedicación de la Ciudad Universitaria”, ceremonia encabezada por el presidente Miguel Alemán, con la que se inauguró oficialmente la Ciudad Universitaria. La mudanza de las escuelas dio comienzo en 1953 y fue coordinada por el doctor Nabor Carrillo, quien había tomado posesión como rector en febrero de ese año. En marzo de 1954 dieron inicio las actividades escolares. A más de sesenta años de su creación, el Campus Central de Ciudad Universitaria continúa siendo un ejemplo único de la arquitectura del siglo XX en México.